martes, 10 de mayo de 2011

Elecciones y oposición

Lo adelantamos hace menos de un mes, cuando dijimos que los candidatos de la oposición estaban comenzando a formar una comparsa al estilo La Alianza de De La Rúa.

Todos los partidos de la oposición, y también el oficialismo aunque en un una escala mucho menor, se encuentran divididos por internas que los desgastan en el frente interno y los ridiculizan ante la población.

El radicalismo sufre una clara ausencia de liderazgo. Hasta hace menos de dos meses tenía tres (3) pre-candidatos presidenciales, entonces sus internas fueron abortadas por sospechas de fraude de parte de los partidarios de Alfonsín II (Sanz dixit). Ahora planean unirse a De Narváez (antes menemista, hoy peronista, mañana quién sabe). Esta posible alianza parece poner en peligro los acuerdos existentes con Stenssoro y el socialismo santafesino. Aparte de esto, ¿qué podemos decir de Cobos que ya no se haya dicho?

Parece que el sueño presidencial de Mauri se convirtió en pesadilla, con un frente interno dividido, una presidenciable fuera de alcance, una elección metropolitana incierta y la sensación, por el mensaje que transmite a la sociedad la huída de octubre, de que él no es más que una marioneta de las encuestas y/o de Durán Barba. Para colmo de males, se le aparece el fantasma de Ibarra que, comparando los números de la actual gestión con la suya, viene demostrando que la administración del PRO es de derecha e ineficiente.
Por otra parte, ¿Dónde están Olmedo y Del Sel?

El peronismo federal tampoco muestra un frente unido. Con las paupérrimas internas vividas hace poco, la huída y posible incineración política de Das Neves, la depresión de Solá, y los conflictos verbales entre Duhalde y Rodriguez Saá, no parece que se presente como una fuerza a ser tenida en cuenta.

De Carrió poco se puede decir, excepto que vive en un universo paralelo, tipo dimensión desconocida, donde todo es posible, al menos para ella, incluso que en octubre sea electa en primera vuelta.

Solanas es un caso aparte. Fue dueño de mi voto en una elección. Lo considero un cineasta al estilo Michael Moore. Es más, creo que en su papel de gran denunciante de abusos y falencias, cumplió un rol importante. Pero su accionar político me llena de dudas, cuando no me indigna. Puntualmente, el manejo de su candidatura a la ciudad, y las luchas mediáticas con Claudio Lozano, me parecieron actitudes lamentables en un tipo que hasta hace no mucho era dueño de mi más alta estima.

Obviamente, en este pequeño resumen faltan candidatos. No quise agregar más porque me empezaba a deprimir. Pero teniendo en cuenta a estos, que encarnan la alternativa a quien pienso darle mi voto, ¿puede uno realmente postular que existe una alternativa al gobierno nacional?
Encima, después se escucha decir a un candidato que el voto en algunas provincias es de mala calidad, porque eligen a un candidato oficialista. Demos por cierto que el oficialismo es de bajo nivel, ponele. ¿Acaso la oposición muestra otra cosa? ¿Acaso se ve en los candidatos de la oposición algo más noble, más firme, más interesante para la población y el país? ¿Se ve una unión a un proyecto, una concordancia mínima de ideas?

Llegado el día de votar, a veces, uno se cuestiona justamente: ¿A quién carajo puedo elegir?

Fuentes:
Varias.

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