En Argentina, durante años recibimos un bombardeo mediático sobre el exitoso modelo educativo chileno; con su orden, con su éxito económico. Incluso yo, alguna vez, caí en el discursillo barato de que la universidad no podía ser absolutamente gratis para aquellos que, siendo de clase media, podíamos abonar "algo".Hablábamos sin saber qué pasaba al otro lado de la cordillera.
Hoy, los estudiantes chilenos se han levantado otra vez (recordemos que ya hace 2 o 3 años, frente a Bachelet, también habían reclamado reformas). Exigen algo sensato: un sistema educativo que no los condene a la pobreza ni los excluya de la vida académica (en familias de más de un hijo, los padres deben optar cuál puede seguir una carrera universitaria).
La derecha chilena, representada cabalmente por el presidente Piñera, comprende que este
es el primer paso para descartar el sistema instaurado por la dictadura de Pinochet, luego de la primavera de Allende, y por eso se rehúsa a negociar con los estudiantes. Esta actitud recalcitrante, típica de las derechas de todo el mundo, es la que está incendiando la protesta y dándole cada vez más adeptos.
Ojalá Chile vuelva a ser el ejemplo de sociedad que fue para todos, allá por el 70. Ojalá ganen los que menos tienen y más necesitan, y se termine con el verso neoliberal de que "nada es gratis en la vida".
Fuentes:
Varios
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