lunes, 5 de diciembre de 2011

Antes Irlanda, Portugal, Grecia, y ahora Italia

La crisis se extiende por Europa, como si se tratara de una nueva invasión bárbara. El nuevo ministro italiano sale a explicar que las nuevas medidas son necesarias para evitar el descalabro que podría provocar la infamia de Italia.

Habría que ver dónde estaba este hombre (quizá en el exilio), que no dijo nada sobre la concreción de esta gran estafa (como dijo el otro día un operador bursátil) a la que se quiso someter a los mercados.

Entre las medidas adoptadas podríamos citar:

*Aumento de la edad jubilatoria de las mujeres
*Aumento del número de años de cotización para calcular la pensión según el salario percibido en toda la carrera (se entiende el objetivo, ¿no? Vendría a ser menos por más, el negativo del lema capitalista por excelencia)
*Gravamen sobre los productos de lujo (¡Qué escándalo armaron acá por los iphones+ipads!)
*Medidas contra la evasión fiscal
*Una reforma laboral que baje las cargas sociales para las empresas (¿Eso no es flexibilización?)


Estuve leyendo muchas notas sobre el nuevo gobierno italiano y no puedo creer cómo el pueblo permite semejante atropello, sobre todo con lo de las jubilaciones. Además, como para que nos demos cuenta de que repiten fórmulitas, el discurso incendiario de este muchacho me recuerda a los de Bush y Obama con respecto a la caída de los bancos en 2008 y su urgente obligación de rescatarlos, o el aumento del límite de endeudamiento en los EE.UU.

Me pregunto: ¿Dónde está el límite para los mercados? ¿Y para los gobiernos que se abren de piernas y los obedecen? ¿Y para nosotros? ¿Hasta cuándo vamos a fumarmos estos bodrios sin chistar?

Encima, la ministra de trabajo se pone a llorar, casi como hizo el viejo Cavallo frente a Norma Plá, en los '90s de Argentina. Eso es mala señal, amigos spaghetti. Posta, muy pero muy mala.

Fuentes:
Varias

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