[NOTA ORIGINAL EN EL LITORAL]
Guillermo Cabrera Infante, uno de los grandes
escritores que se vieron obligados a exiliarse de la dictadura cubana.
Foto: Archivo El Litoral
Ana Mendoza
(EFE)
La literatura y el cine fueron las dos grandes
pasiones de Guillermo Cabrera Infante, que supo aunarlas en los
centenares de críticas cinematográficas que firmó con el seudónimo de G.
Caín y que inauguran ahora la publicación de las obras completas del
gran escritor cubano, fallecido hace siete años.
“Para mí es un sueño hecho realidad, porque siempre
he soñado con que toda la obra de Guillermo estuviera reunida”, declaró
Miriam Gómez, viuda del escritor, minutos antes de que se presentara el
primer volumen de estas obras completas, editadas por Galaxia
Gutenberg/Círculo de Lectores.
Cabrera Infante no paró de escribir a lo largo de su
vida, y harán falta ocho volúmenes para recopilar todas sus novelas,
ensayos, artículos, reportajes, críticas y el ingente material inédito
que dejó, parte del cual ya ha visto la luz en los libros “La ninfa
inconstante” (2008) y “Cuerpos divinos” (2010).
Editado por Toni Munné, responsable también de las
obras completas de Mario Vargas Llosa, Francisco Ayala y Juan Goytisolo,
el primer volumen de las de Cabrera Infante se vertebra en torno al
libro “Un oficio del siglo XX” y de la creación del personaje G. Caín,
álter ego del escritor.
Ese libro, esencial en la trayectoria del novelista
cubano y donde este ya mostraría “el humor y la inteligencia” que serían
siempre “las señas de identidad de su estilo”, como afirma Munné,
contiene una selección de las críticas publicadas en el semanario
“Carteles” entre 1954 y 1960, junto a tres textos que muestran el
nacimiento, evolución y muerte de G. Caín, ese personaje del que su
creador decía que “estaba hecho de la estofa de los sueños”.
Pero este primer volumen, titulado “El cronista de
cine”, que ve la luz en España y que en dos meses llegará a
Hispanoamérica, contiene también más de mil páginas (el tomo tiene
1.533) “nunca hasta hoy recogidas en un libro”, con centenares de
críticas no incluidas en “Un oficio del siglo XX”, además de reportajes,
artículos, ensayos, obituarios y entrevistas.
Entre esas entrevistas figuran las que G.Caín le hizo
a Fred Zinnemann, Cantinflas, Luis Buñuel, Anthony Mann, Tennessee
Williams, Graham Greene o Marlon Brando, entre otros muchos.
La entrevista con Marlon Brando es tan buena que ha
hecho cambiar la opinión que el cineasta Fernando Trueba tenía sobre el
gran actor. “Yo he odiado toda mi vida a Marlon Brando, nunca me gustó
como actor y lo considero culpable de muchas de las enfermedades del
cine actual”. Pero esa entrevista “ha conseguido que me caiga bien”,
aseguró Trueba, para quien Cabrera Infante “fue un crítico formidable
que se adelantó a su tiempo y creó la crítica moderna a la altura de los
más grandes”.
“G. Caín eleva la crítica a literatura”, dijo Trueba,
cuya película “Chico y Rita” le debe mucho a “Tres tristes tigres” y al
amor por la “Cuba literaria” que le inspiró esa gran novela.
“Para mí fue fantástico, porque estaba hundida y
sola. Vi el cielo abierto”, dijo la viuda del escritor, a la que luego
se le saltarían las lágrimas durante la presentación al recordar al
grupo de españoles que ayudaron a su marido en su largo exilio, entre
ellos el propio Trueba.
Como contó Toni Munné, autor del extenso prólogo de
este volumen, la pasión por el cine de Cabrera Infante le venía “casi
desde la cuna”, porque con 29 días su madre ya lo llevó al cine. A
partir de la Revolución cubana, en enero del 59, Cabrera Infante empezó a
publicar en “Lunes de Revolución”, una de las mejores revistas
culturales de su tiempo. Poco a poco la ilusión que despertó en él la
Revolución se transformó en decepción. Cabrera Infante fue apartado de
la dirección de “Lunes” y no mucho después comenzaría su largo exilio.
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