lunes, 1 de agosto de 2011

La victoria Macrista

Uno puede pensar que no guardan relación los medios con los resultados eleccionarios. Puede pensarlo, sí, pero se estaría equivocando.

Uno también podría pensar que no se debe votar al gobierno nacional, porque nos disgustan muchas de sus políticas. Es un pensamiento válido, pero debería combinarse con otros, en los que uno debería reflexionar sobre cuáles son las fuerzas que se benefician de nuestro NO-APOYO al gobierno nacional.

Digámoslo más frontalmente: ponele que apoyo a Solanas en las nacionales porque parece un tipo honesto y tiene un discurso que me gusta. En eso llegan Duhalde y Kirchner al ballotage. En la segunda vuelta, siguiendo mi primera impresión, anulo el voto porque no me gusta ninguno de los dos. De esa forma sería coherente con mis ideas.

A mí entender, esto es un error.

En primera instancia, votar por el candidato que más nos representa es lo más lógico (según creo, también es lo más digno). Ahora, llegado el punto de tener que elegir entre un mal menor y otro mayor, considero que uno se ve moralmente obligado a tomar partido.

¿Por qué? Porque darle carta blanca al (supuesto) mal mayor puede implicar un serio retroceso para el país, incluso podría ser perjudicial para el movimiento/candidato que realmente apoyamos.

Digo esto, sobre todo, por el resultado de las elecciones en Capital, en las que, claramente, la parte del electorado que dio respaldo a Solanas no lo trasladó a Filmus en segunda vuelta. Resulta entendible por qué pero, aquellos que votaron de esta forma, también deberían entender que la victoria de Macri (qué vendría a ser la victoria de la derecha peronista aliada a los conservadores) no presupone ninguna ganancia para Solanas en particular, ni para el frente progresista en general.

Lamento entrever que se prepara una Nueva Alianza (similar a la que se formó para llevar a Fernando De La Rúa al poder), cuyo signo político es claramente de derecha. Una derecha privatizante y restauradora del viejo orden dependiente de las inversiones externas. Inversiones que, todos sabemos, se relacionan más con desangrar al país antes que ayudarlo a crecer.

En suma, en las presidenciales es muy probable que mi voto vaya a Binner o Cristina. Pero en segunda, si la hay, ni lo dudo...

Fuentes:
Tribochita & Co.

2 comentarios:

  1. Básicamente, la misma idea que escribí aquí http://saurio.blogspot.com/2011/07/votar-en-blanco-es-votar-en-amarillo.html

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  2. Sí, creo que llegamos a la misma conclusión. Lástima que sea en soledad.
    Cordialmente,
    Yo.

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