jueves, 2 de febrero de 2012

La batalla por la cultura está aumentando

Quiero aclarar que no considero que la propiedad intelectual sea el centro de la batalla. El quid de la cuestión es el manejo de información y el control sobre su flujo.

La propiedad intelectual comparte el segundo lugar junto con la guita.

Ahora voy a intentar explicar por qué creo esto.

Los mayores ataques y controles sobre internet se dan (en un principio) en países con un severo control informativo. No tiene el menor sentido citarlos, todos los conocen. Luego, a medida que triunfaban las rebeliones de la primavera árabe y que crecía la resistencia a las medidas económicas en Europa y Estados Unidos, los ataques contra la red iban en aumento.

Habría que preguntarse cuál es la razón.

Tengo la suficiente edad como para haber existido racionalmente en la época previa a La Red. La mayoría de los libros que leí entonces pertenecían a una biblioteca pública, donde no encontré muchos títulos que quería/necesitaba. Había una razón para que no los tuvieran: no se editaban en el país, ergo, no estaban disponibles para los argentinos. Esto hacía que esa cultura fuese muy cara (había que encargarla, en dólares y por teléfono) e inalcanzable para un pibe de clase media como yo, cuyos padres no podían "gastar" $800 en libros de historia europea.

Y esto lo digo entendiéndome como un privilegiado, porque asistí a una escuela privada que tenía una biblioteca decente y no tenía dificultades al leer ni la obligación de trabajar cuando salía del colegio, lo que me daba mucho tiempo para sumergirme en los salones silenciosos y (casi siempre) vacíos de la Biblioteca Popular de La Boca.


Por esa época empecé a jugar al rol, actividad absorbente imposible explicar por acá. A lo que voy: jugar a esos jueguitos requería carísimos libros que SOLO se editaban en España. Traerlos resultaba algo épico que estaba fuera de mi alcance.

Así descubrí La Mula y DC++ (también tuve contacto con Napster, pero eso es una historia que no quiero meter dentro de este post). En ambos programas, muchos usuarios europeos (españoles, más bien) compartían toneladas de libros inconseguibles en Argentina. Tenías la opción de pedirlos por internet (que te ahorraba el llamado a Europa), pero el envío igual costaba una bocha.

Con lo poco que escaneé empecé a compartir por internet. Y todavía lo hago, con muchas cosas que me resultan incomprables (si alguien quiere datos de sitios y torrents, me manda un correo y se los paso).

Y quiero dejar algo en claro: en mi casa hay casi 600 libros de papel (entre los míos y los de mi jermu), además de cómics, libros de rol y un largo etc. Pero muchas de las cosas que quiero/me interesa leer son INACCESIBLES en la Argentina.

Simplemente no las editan porque no es negocio.

Así volvemos al punto inicial, agregando el concepto de segmentación de mercado.

Nos han atrasado culturalmente durante muchísimos años, limitando el grado de obras disponibles, la temática, el tiempo de lanzamiento, etc. Así nos legaron el título de atrasados culturales. Y en cierto modo lo fuimos, recibiendo con un largo retraso obras que en Europa y en EE.UU se consideraban superadas.

Todo siguió así hasta el surgimiento de las primaveras árabes (bueno, en realidad sucedió un tiempo antes, pero sirve a los propósitos del post) y de ciertos movimientos de resistencia en Europa y Estados Unidos. Como expuse en otro post, en cierto sentido presencié el surgimiento de Anonymous, que no es más que la unión de muchos de grupos hackers (el núcleo duro de hackeo) más una impresionate masa de simpatizantes que representan el verdadero peligro para el modelo cultural que hemos sufrido durante tanto tiempo.

Entonces, en un acto desesperado, se intenta imponer SOPA (que es la cobertura de PIPA, el mayor peligro contra el anonimato en la red), siguen metiendo presión con ACTA, eliminan MEGAUPLOAD, logrando que muchos sitios de sharing den de baja sus servicios por cagazo a las represalias. Intentan voltear THE PIRATE BAY. Presionan a YOUTUBE y a 4SHARED. Presionan a GOOGLE y a FACEBOOK. Encima, quieren aprobar una legislación que les permita declarar a las protestas como terrorismo de baja intensidad.

Y los ciudadanos contraatacan de muchas formas: los sitios volteados por ANONYMOUS, las protestas de #OWS, 15M, TOMA LA CALLE y un larguísimo etc.

¿Cuál es la reacción del establishment? El miedo. Un miedo pavoroso a lo que les decimos.

Y llevados por ese miedo suspenden SOPA pero nos siguen presionando con la promesa de claves digitales que no se entienden del todo, nuevas leyes de protección a la infancia que dejan abierta una puerta inmensa a los abusos de poder, entre otras muchas cosas.

¿Y nosotros que podemos hacer? Podemos seguir compartiendo cultura. Y también tomar recaudos. Ya avisamos que se puede encriptar la emisión en la red, y aunque no es sinómino de infalibilidad, al menos dificulta mucho el rastreo.

Desde The Pirate Bay dan señales de que lucharán hasta el final, preparándose para lo que viene y afrontando lo que se me dio en llamar la justicia del poderoso: si tenés suficiente dinero y suficiente poder de presión, podés torcer CASI cualquier ley a tu favor.

Humildemente, desde mi pequeño lugar seguiré luchando para que nadie se frustre como me frustraba yo al enterarme que un libro que quería leer, jamás se había editado en la Argentina.

Sigan ahí, leyendo, compartiendo, escuchando. Esta guerra silenciosa la vamos a ganar por dos cosas: somos más. Y ellos sin nosotros no son nada.

Fuentes:
Varias


2 comentarios:

  1. Eso no demuestra que siempre la batalla cultural es la principal y kla que termina determinando quien gana una guerra ?

    Un abrazo

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