NOTA ORIGINAL EN EL PAÍS
No pierde la compostura ni con el discurso más radical en los labios —
“póngame esa merluza extraordinaria”—, feliz de volver a saborear la
cocina de sus vacaciones juveniles en España. Arnaud Montebourg
(Clamecy, 1962) diputado en la Asamblea Nacional de Francia y presidente
del Consejo General de Saône et Loire, se dirige al camarero con
soltura en castellano, pero prefiere “matizar” sus osadas ideas
políticas en francés. “Muchos nos preguntamos si en Toulouse falló la
vigilancia policial sobre un yihadista bien conocido”. Fue portavoz
electoral de Ségolène Royal en 2007, pero acabó superándola en las
primarias socialistas de 2011: dio la campanada al situarse en tercer
lugar, con el 17% de los votos. Ayer vino a Madrid como representante
especial de François Hollande para hacer campaña entre la comunidad
francesa en España. “Sin duda”, resuelve las vacilaciones sobre el
primer plato, “jamón ibérico de bellota”.
Desde el territorio extremo del ala izquierda del Partido Socialista, Montebourg se ha dado a conocer entre el gran público de Francia con un libro ¡Votad la desglobalización!, un encendido panfleto contra el pensamiento económico dominante que ha vendido 65.000 ejemplares en Francia y ya editado en España por Paidós. En sus 80 páginas da mucho que pensar.
“El libre comercio, la globalización, nos lleva a la guerra de todos contra todos y empobrece a nuestras sociedades”, el diputado socialista cree que los votantes han perdido el control de su destino en Europa. “Nos afecta a todos, al 99%. Y el fin de la protección social, de la seguridad, tampoco lleva el progreso a los países emergentes, pues solo beneficia a pequeñas oligarquías locales”, argumenta.
Cree que todos salen perdiendo con la globalización, tanto el Norte como el Sur. “Pero Europa es la única región del mundo que ha dejado que los mercados se apoderen de lo público. Ese discurso lo asumió la socialdemocracia alemana o el laborismo británico, y ha fracasado en todas partes en las urnas. Si el PSOE quiere regresar al poder”, aconseja, “está obligado a aceptar un sistema de primarias abiertas, a la francesa”.
En su obra aboga por un nuevo proteccionismo verde y social frente al dumping de los países emergentes: “Europa debe defender sus valores y hacer que los demás cumplan a rajatabla el protocolo de Kioto o las normas de la Organización Mundial del Trabajo”.
Pidió solo un vaso de vino, pero Montebourg regresa pronto al castellano para reclamar una segunda copa antes de puntualizar que el programa socialista francés no es ningún invento loco: “Es el New Deal de Roosevelt tras la Gran Depresión en EE UU: una estrategia de crecimiento que puede arrancar en pocas semanas con la victoria de Hollande en Francia”.
Montebourg arremete también en su opúsculo contra una globalización que crea “parados en el Norte y esclavos en el Sur”. Para salir de la crisis, propone una receta de caballo a los poderosos mercados: la tasa Tobin (que grava las transacciones financieras a escala internacional), la creación de un tipo marginal del 75% para los ingresos superiores a un millón de euros al año, o el cierre de las filiales de la banca europea en los paraísos fiscales. “El movimiento de los indignados ha servido para despertar conciencias, pero no ha ofrecido salidas”, concluye mientras apura su café solo doble.
Desde el territorio extremo del ala izquierda del Partido Socialista, Montebourg se ha dado a conocer entre el gran público de Francia con un libro ¡Votad la desglobalización!, un encendido panfleto contra el pensamiento económico dominante que ha vendido 65.000 ejemplares en Francia y ya editado en España por Paidós. En sus 80 páginas da mucho que pensar.
“El libre comercio, la globalización, nos lleva a la guerra de todos contra todos y empobrece a nuestras sociedades”, el diputado socialista cree que los votantes han perdido el control de su destino en Europa. “Nos afecta a todos, al 99%. Y el fin de la protección social, de la seguridad, tampoco lleva el progreso a los países emergentes, pues solo beneficia a pequeñas oligarquías locales”, argumenta.
Cree que todos salen perdiendo con la globalización, tanto el Norte como el Sur. “Pero Europa es la única región del mundo que ha dejado que los mercados se apoderen de lo público. Ese discurso lo asumió la socialdemocracia alemana o el laborismo británico, y ha fracasado en todas partes en las urnas. Si el PSOE quiere regresar al poder”, aconseja, “está obligado a aceptar un sistema de primarias abiertas, a la francesa”.
En su obra aboga por un nuevo proteccionismo verde y social frente al dumping de los países emergentes: “Europa debe defender sus valores y hacer que los demás cumplan a rajatabla el protocolo de Kioto o las normas de la Organización Mundial del Trabajo”.
Pidió solo un vaso de vino, pero Montebourg regresa pronto al castellano para reclamar una segunda copa antes de puntualizar que el programa socialista francés no es ningún invento loco: “Es el New Deal de Roosevelt tras la Gran Depresión en EE UU: una estrategia de crecimiento que puede arrancar en pocas semanas con la victoria de Hollande en Francia”.
Montebourg arremete también en su opúsculo contra una globalización que crea “parados en el Norte y esclavos en el Sur”. Para salir de la crisis, propone una receta de caballo a los poderosos mercados: la tasa Tobin (que grava las transacciones financieras a escala internacional), la creación de un tipo marginal del 75% para los ingresos superiores a un millón de euros al año, o el cierre de las filiales de la banca europea en los paraísos fiscales. “El movimiento de los indignados ha servido para despertar conciencias, pero no ha ofrecido salidas”, concluye mientras apura su café solo doble.
Y tiene razón. Yo pienso así desde hace rato y algunas críticas me valió.
ResponderEliminarSaludos.
De todos modos, están empezando a suceder cosas. A nosotros nos pasó algo similar. Incluso, siempre cito el mismo ejemplo, cuando ganó Néstor, lo hizo siendo el delfín de Duhalde, y casi el 65% del padrón votó a candidatos de la direita.
ResponderEliminarYo les tengo fe.
Cordialmente,
Yo.