La batalla por la información continúa, sin tregua.
Las operaciones de Anonymous desbancaron los silenciosos procesos de cercenamiento de la libertad, articulados por empresas y gobiernos a quienes incomoda el libre tráfico de información que se viene dando en la red. Si no hubiese sido por organizacions como Frontera Digital, Vía Libre y otros, jamás hubiésemos tomado consciencia de que se orquestaba una censura masiva en la red, con la intención de prohibir con cualquier posibilidad de intercambio gratuito no controlado.
Me pregunto si no será que la información (sea cultura o datos) da poder a quien la posee.
Como consecuencia de la publicación de documentos que demostraban la intención de censurar (de algunos gobiernos) y monetizar (de muchas empresas) los contenidos compartidos, y la presión de los usuarios que tuvieron acceso a esos documentos, muchas de las empresas que inicialmente apoyaban los proyectos de SOPA y PIPA, dieron un paso atrás y sugirieron la revisión del texto de la ley.
La industria del copyright reaccionó violentamente, desatando una campaña de presión sobre sus socios comerciales que, al parecer, no tuvo buenos resultados. Quizá porque también fue denunciada y expuesta por los colectivos de hackers que componen Anonymous.
A estas alturas, el discurso de que esta ley es para proteger a los artistas, creadores y trabajadores de la industria no debería hacerte temblar. Resulta claro que la idea es cercenar la libertad de expresión y mantener el millonario negocio de unos pocos (¿cualquier similitud con las medidas tomadas por la crisis financiera, es mera casualidad?).
Acá nos jugamos la libertad, por si no se entiende. Y también nos jugamos la potencialidad de ser, como bien dice David Bravo, ya que uno se nutre de los libros que lee, la música que escucha, etc, etc. Las posibilidades que da internet con respecto a la cultura son casi infinitas, como bien postuló Jorge Korzan en un artículo interesantísimo publicado en Revista Próxima número 9 (titulado singularidades).
Además, gracias a internet, al menos en mi caso, tenemos la oportunidad de comunicarnos con personas de todo el mundo que comparten nuestras afinidades, descubriendo historias como ésta que, aunque salen en algunos medios no son de conocimiento masivo.
Defendamos internet porque es el último espacio público en el que podemos hacer, realmente, lo que se nos canta. Para hacer ciber activismo no tenés que ser hacker, ni joven, ni anarquista. Simplemente tenés que informarte y pasar esa información a otros, para que abran los ojos.
Hace muchos años yo era administrativo en una empresa, y tenía dos amigos hackers. De los de verdad. Por aquella época, principios del 2000, salió uno de esos manifiestos que hablaba del libre flujo de información. Lo comenté con ellos, les dije que me parecía de una paranoia ridícula. Ellos no se rieron. A la noche me habían pasado unos cuántos archivos de texto con bocha de mails hackeados de financieras, tarjetas de crédito, bancos. Me acuerdo como si fuera hoy. Uno de ellos, que terminó en el Balseiro y ahora es un repatriado cientist Nac&Pop, me dijo:
-De verdad quieren convertir a la humanidad en una pila, pero de billetes.
Sin saberlo y sin participar, estaba presenciando el inicio de Anonymous, viendo como grupos desperdigados de hackers se iban agrupando en una masa uniforme, enviando mails con asuntos como: "hay que parar la segurización de internet", "la batalla es ahora", "libre información ya: no debemos esperar más". Casos de hackeo muy famosos ocurrieron entonces, pero los datos obtenidos no tuvieron el impacto deseado porque fueron invisibilizados por los medios masivos.
Así estos pibes perdieron la virginidad y entienderon que no tenía sentido ser elitista, porque la verdadera importancia de internet (un arma de comunicación masiva, como suelen decir) era que llegaba a mucha, pero mucha gente. Se replegaron a la oscuridad para desarrollar herramientas y recién ahora vemos el resultado: prácticamente no existen sistemas innumes al hack. Si una máquina está conectada a internet PUEDE ser vulnerada, siempre.
Pasaron once años y Anonymous mostró los dientes. Más bien las fauces. Hace muchos años que estos pibes (ya no tan pibes) venían preparando su movida: No más elitismo. No más virtualidad. No más ataques para mostrar que podemos entrar y hacernos famosos: El objetivos es la información, y se comparte casi al instante.
Porque la batalla por internet es en la calle, en los medios de información, en todos lados.
Ayer nomás recibí un mail de uno ellos:
-Leí tu nota sobre La Horda. ¿Viste que era así? Al final les estamos rompiendo el culo. El sistema somos nosotros, no el grupito de infelices que cree que lo maneja. Te mando un abrazo.
Les vuelvo a pedir: Participen de esta guerra, porque aunque no lo crean nos estamos jugando parte de nuestra libertad. No tienen que ser hackers. Sólo tienen que informarse y distruibir la información a otros. Esto funciona como una red neuronal, viral si se quiere. Reenvíen mails, publiquen notas, busquen datos. La información está al alcance de un click.
Nuestra fuerza está en el número infernal que da forma al concepto "consumidores". No se menosprecien.
Fuentes:
Varias
No hay comentarios:
Publicar un comentario