El debate iba a desarrollarse este año con talleres abiertos a la comunidad; la ley fue anulada un mes después de ser votada.
eto al debate sobre el futuro de la educación porteña, que iba desarrollarse por medio de talleres abiertos de libre participación durante 2012. A un mes de haberse aprobado con el voto positivo de los legisladores de Pro, la ley 4119, que convocaba a un congreso pedagógico en la ciudad de Buenos Aires, fue anulada por Mauricio Macri con el decreto Nº 53/12, publicado en el Boletín oficial el viernes último.
Una de las razones del veto esbozada por Macri, en su decreto, es que la "falta de coordinación y programación" puede tener como consecuencia que el Congreso "atente contra la agenda educativa y el cumplimiento de los 190 días de clases previstos". Se objeta también que los recursos para implementar la iniciativa deberían provenir del presupuesto del Ministerio de Educación y otras fuentes presupuestarias del Poder Ejecutivo.
El proyecto, que devino ley, había sido presentado por el diputado de la Coalición Cívica Sergio Abrevaya y tenía el beneplácito del ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich.
"El punto principal es que no nos convencía el formato de la ley. Creemos que debe tratar temas específicos para evitar hablar del sexo de los ángeles y no llegar a nada", argumentó Bullrich anoche a LA NACION y admitió haber planteado sus objeciones al proyecto a los legisladores de Pro. "Quizá no han estado de acuerdo...", dijo, para referirse a que su inquietud no fue contemplada en el debate legislativo. Su firma no acompaña el veto de Macri, según comentó porque estaba de vacaciones.
Según Abrevaya, el responsable del veto de Macri es "un sector de la Iglesia que no quiere abrir el debate de la Educación en la Ciudad". Y amplió ante la consulta de LA NACION: "Hasta donde yo sé hubo presiones del sector de la Iglesia que conduce el padre Juan Torrella porque teme que se cuestionen los subsidios que se dan a sus escuelas. Pero la Ciudad, como el país, no tiene infraestructura para soportar el caudal de alumnos que concurre a las escuelas confesionales que son muy baratas por lo que los subsidios no corren peligro".
Abrevaya lamentó "la oportunidad que nos estamos perdiendo" pero consideró que no "está todo perdido" porque el veto se "puede rechazar (en la Legislatura) con 40 votos".
Consultado por LA NACION, el padre Torrella, titular de la vicaría de la Educación del arzobispado de Buenos Aires, admitió estar molesto porque las confesiones religiosas que "desde hace mucho tiempo están prestando servicios educativos" en la Ciudad no fueron consultadas en la redacción de la ley ni tampoco mencionadas en su texto.
"Faltó por parte del ministro una convocatoria al diálogo amplia y generosa y donde todos nos sintiéramos convocados", dijo Torrella y agregó: "Representamos a unos 200.000 alumnos. ¿Cómo no convocarnos?" Bullrich afirmó haber hablado del tema con Torrella. "Que compartamos opinión con la Iglesia no quiere decir que hubo presiones", concluyó el ministro al insistir en la necesidad del debate educativo.
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